Para los miles de refugiados sirios que viven en el campamento turco de Nisip, al sureste del país, este es su tercer año fuera de sus hogares. Cada
PUBLICIDADPara los miles de refugiados sirios que viven en el campamento turco de Nisip, al sureste del país, este es su tercer año fuera de sus hogares.
Cada familia trae consigo una triste historia detrás, como la pérdida de parte de sus miembros en la contienda o la permanencia de otros en los campos de batalla, pero todos comparte un deseo común: que la guerra se termine cuanto antes para poder recuperar sus vidas.
“Deseamos que lleguen tiempos mejores, que el pueblo sirio no sufra más guerra. Y si Dios quiere, que los países logren ponerse de acuerdo para poner fin al conflicto. Esa es nuestra esperanza. Que la guerre se termine y que podamos volver a nuestro país”, asegura una madre siria de siete hijos, Mune Muhammed Ali.
Solo en este campamento situado en la ciudad turca de Gaziantep, viven cerca de 15.000 refugiados. En toda Turquía, ya superan los 2,5 millones, entre sirios e iraquíes.
“Cada año las cosas empeoran. Cuanto más tiempo pasa, más difícil es ver una salida. Si Dios lo permite, 2.016 será mejor. Hemos inaugurado el año con lluvia, ahora esperemos que las cosas mejores y que pronto podamos volver a Siria “, relata Muhammed El-Hassan, otro refugiado sirio
El conflicto sirio ha provocado la peor crisis humanitaria, desde la Segunda Guerra Mundial y nunca antes se ha registrado un caso de migración masiva de un país al otro en tan corto plazo como el flujo ocurrido entre Siria y Turquía.