Más de 15 millones de filipinos han votado a Rodrigo Duterte para que extienda al resto de la nación la mano dura que ejerció en la ciudad de Davao
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Más de 15 millones de filipinos han votado a Rodrigo Duterte para que extienda al resto de la nación la mano dura que ejerció en la ciudad de Davao de la que fue alcalde durante 22 años.
Entre los planes del nuevo presidente, figura cambiar la Consticución para descentralizar el poder y abrir el diálogo con Pekín acerca del conflicto de soberanía de varias islas en el Mar del Sur de China. Tampoco descarta la opción de desarrollar recursos de explotación conjuntos:
“Voy a decir a China, que no reclame nada allí, pero no voy a insistir en lo que es nuestro. No voy a entrar en temas escabrosos y si quieren (Pekín) una empresa conjunta para la extracción de gas y petróleo, estupendo” , ha asegurado el nuevo presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte.
Poco se sabe de su política económica, algo que ha dicho que dejará “en manos de sus expertos y asesores”.
Aunque en Davao, la ciudad que ha gobernado, le adoran, no le faltan detractores. Su carácter directo, autoritario y a menudo violento, le ha merecido el apodo del Donald Trump de archipiélago asiático. Y varias organizaciones de derechos humanos le han denunciado por sus métodos poco ortodoxos para acabar con la corrupción y el crimen.