Están a las puertas de la historia y tienen cinco días para cruzarla… Mil ochocientas personas, la mayoría representantes del Gobierno de Myanmar y de 17 grupos rebeldes, se han reunido en Naypytaw, l
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Están a las puertas de la historia y tienen cinco días para cruzarla… Mil ochocientas personas, la mayoría representantes del Gobierno de Myanmar y de 17 grupos rebeldes, se han reunido en Naypytaw, la capital del país, para participar en una cumbre de paz que pretende poner fin a casi siete décadas de guerra civil.
- “Esta es una oportunidad única para realizar una gran tarea que se mantendrá como un hito en nuestra historia”, afirmaba en la apertura de la Conferencia la Consejera de Estado y premio Nobel de la paz, Aung San Suu Kyi. “Aprovechemos esta magnífica oportunidad con sabiduría, valor y perseverancia para crear un futuro luminoso”.
A la cita ha acudido el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, quien ha pedido al Gobierno birmano que reconozca el derecho a la ciudadanía de la minoría musulmana de rohingya.
Los militares, que han dirigido con mano de hierro el país desde la independencia, han tendido una mano a los rebeldes:
- “Los efectos nefastos de las guerras los han sufrido tanto los miembros del estamento militar como nuestros hermanos de grupos étnicos armados, sacrificando sus miembros y sus vidas. Es necesario terminar con esto, no hay cabida para esas cosas hoy en día”, decía el jefe del Ejército.
Con decenas de conflictos abiertos, Myanmar es un polvorín de lenguas y pueblos con intereses distintos, cuando no enfrentados. Durante décadas, el Ejército ha garantizado por la fuerza la unidad del país. Aung San Suu Kyi ha propuesto la creación de un estado federal que de cabida y representatividad a las más de 130 etnias distintas que lo habitan.