Amatrice y Accumoli renacen de los escombros.
PUBLICIDADAmatrice y Accumoli renacen de los escombros. Los niños de los dos pueblos italianos siniestrados por el terremoto del 24 de agosto han vuelto a clase. Casi un milagro, porque sus colegios quedaron completamente arrasados. En apenas una semana, la Protección Civil italiana ha levantado en San Cipriano, una villa cercana, una escuela hecha de módulos, con 12 aulas pintadas de vivos colores y hasta un parque con columpios para la hora del recreo.
“Es un nuevo comienzo para ellos. Vuelven un poco a la normalidad. En esta situación desastrosa es algo hermoso. Un nuevo comienzo, un poco de tranquilidad”, dice una madre.
Los profesores llamaron una a una a las familias de Amatrice y de las zonas afectadas para que trajeran al colegio a sus hijos. 172 niños respondieron “presente”. La directora del centro explica orgullosa que este no será un colegio ordinario: “Preparamos muchos proyectos educativos. No solo se darán clases. Estaremos abiertos todo el día y habrá muchas actividades: deporte, arte, escultura…”
El terremoto sembró de muerte y destrucción Amatrice. La mayoría de los 295 fallecidos eran vecinos de aquí. Según su alcalde, el colegio será la pieza fundamental para que el pueblo vuelva a ser lo que era.