No puede haber más distancia entre el actual presidente estadounidense y el que le relevará en el cargo el próximo 20 de enero.
PUBLICIDADNo puede haber más distancia entre el actual presidente estadounidense y el que le relevará en el cargo el próximo 20 de enero.
El sorprendente triunfo de Donald Trump no solo representa su victoria. También simboliza el fin del legado de Barack Obama.
Hacía mucho tiempo que en Estados Unidos no se vivía una brecha tan grande y habrá que ver si Trump, como ha prometido, consigue cerrar unas heridas tan abiertas.
“Ya es hora de que cerremos las lesiones de la división. A todos los republicanos, y demócratas e independientes, a lo largo de este país, yo os digo que ya es hora de que nos juntemos como un pueblo unido. Ya es hora”, declaraba Trump en su discurso.
Obama puso todas sus energías para que Trump perdiera y aunque reconoce que no será fácil, asegura que hará todo lo posible para que el republicano tenga éxito como presidente.
“No es ningún secreto que el presidente electo y yo tenemos bastantes discrepancias, pero recuerdo que hace ocho años también las tenía con George W. Bush y tanto él como su equipo fueron muy profesionales e hicieron todo lo posible para que la transición fuera suave y empezáramos a trabajar”, declaraba Obama.
En poco más de dos meses, Trump jurará el cargo en las escaleras del Capitolio. Será a partir de ese momento cuando empecemos a ver si las promesas del magnate neoyorquino de fulminar el legado de Obama se cumplen o si Estados Unidos tendrá una versión más moderada de la que el republicano presentó durante toda la campaña.
El actual presidente recibirá este jueves a su sucesor en la Casa Blanca