Los habitantes del asentamiento judío de Amoná, en la Cisjordania ocupada, se preparan para resistir a una próxima evacuación por parte de la policía.
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Los habitantes del asentamiento judío de Amoná, en la Cisjordania ocupada, se preparan para resistir a una próxima evacuación por parte de la policía. Choques a la vista después de que los residentes rechazaran la propuesta del Gobierno israelí de reubicar su colonia en unas tierras próximas cuando se ejecute la orden de desmantelamiento del Supremo, con fecha límite el 25 de diciembre.
“Supongo que próximamente llegará la policía para expulsarnos, pero lucharemos decididamente contra ello, contra el desarraigo de toda una comunidad y contra la voluntad de herir las vidas judías que se desarrollaron en Judea y Samaria, la cuna del pueblo judío. Hemos vuelto a casa y no tenemos intención de disculparnos por eso”, dice Avichai Bo’aron, líder de los colonos. Otro joven, Avraham Eliyahu Landsberg, comenta que “la tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel, no estamos de acuerdo en renunciar a un centímetro de esta tierra y no estaremos de acuerdo incluso en la derrota, porque al final ganaremos la guerra”.
El asentamiento, en el que viven unas 40 familias, está construido en una propiedad privada palestina, lo que lo hace ilegal ante la ley israelí. Para la comunidad internacional y los palestinos, cualquier colonia israelí en el territorio ocupado desde 1967 es ilegal.