Una visita histórica, inimaginable unos meses antes.
PUBLICIDADUna visita histórica, inimaginable unos meses antes. El 20 de marzo de 2016, Barack Obama aterriza en el aeropuerto José Martí de La Habana.
La visita comienza con un gesto de frialdad: la ausencia de Raúl Castro, el presidente cubano, para recibir al primer presidente estadounidense en activo que viaja a la isla desde que Calvin Coolidge desembarcó de un buque de guerra en la Habana en 1928.
Barack Obama quiso ir rápido, antes del final de su segundo mandato y solo 15 meses después de haber anunciado un cambio de política hacia Cuba y la normalización de las relaciones tras 50 años de interrupción. En esta histórica rueda de prensa, el presidente estadounidense hace gala de diplomacia.
Barack Obama, presidente saliente de Estados Unidos: “Como hacemos en cualquier parte del mundo, estén seguros de que EE.UU. va a seguir hablando en nombre de la democracia, incluido el derecho del pueblo cubano a decidir su propio futuro. Seguiremos hablando en nombre de los derechos universales, incluida la libertad de expresión, de reunión y de religión.”
Por su parte, Castro pide el levantamiento del embargo para completar la normalización de las relaciones bilaterales.
Raúl Castro, presidente cubano: “El bloqueo es el obstáculo más importante para nuestro desarrollo económico y el bienestar del pueblo cubano.”
Barack Obama, presidente saliente de Estados Unidos: “El embargo va a terminar. ¿Cuándo? no puedo asegurarlo, pero estoy convencido de que terminará, y el camino que hemos tomado proseguirá después de mi Administración.”
Obama utilizó sus poderes ejecutivos para suavizar las restricciones vigentes durante 54 años que no consiguieron acabar con el castrismo, en el poder desde 1959. Pero poco después de su comienzo, el partido entre La Habana y Washington podría pararse en seco
Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos: “Todas las concesiones que Barack Obama ha garantizado al régimen de Castro fueron por orden ejecutiva, lo que significa que el próximo presidente puede revertirlas, y es lo que haré a menos que el régimen de Castro satisfaga nuestras exigencias.”
Raul Castro, presidente de Cuba: “Hoy, 25 de noviembre de 2016, a las 22,29 horas de la noche falleció el comandante en jefe de la revolución cubana Fidel Castro Ruz.”
Esa misma noche, en Miami, la comunidad cubana en el exilio festeja la noticia. Para algunos la muerte de Fidel, esperada durante largos años, llega demasiado tarde. Juan Carlos Lepe, comerciante: “Mi padre se murió hace tres meses. Se pasó la vida esperando este momento. Vinimos a Estados Unidos en 1972 y él nunca volvió a Cuba porque estaba esperando que muriera Fidel parapoder volver, volver a su país de origen.”
En la Plaza de la Revolución de La Habana, escenario de los interminables discursos de Fidel, la cola se eterniza frente al monumento a José Martí. Neyla Carpio, residente en La Habana: “Vengo de una familia muy pobre, todo lo que hoy tenemos se lo debemos a él.”
Cumpliendo su voluntad, el cuerpo del comandante fue incinerado. Los cubanos solo tienen una foto del guerrillero para rendirle homenaje. Pese a su alejamiento del poder desde 2006, la desaparición de Fidel deja un enorme vacío en la isla que dominó durante tantos años. Maritza Seguil, residente en lLa Habana: “Nunca habrá Cuba sin Fidel, y que lo sepa todo el mundo, los que creen que la muerte de Fidel va a cambiar nuestro que sepan que nunca nunca tendremos una Cuba sin Fidel.”
Durante tres días, las cenizas del comandante recorren en sentido inverso el trayecto triunfal de Castro en 1959, cuando entró en la capitale procedente de Santiago de Cuba, punto de partida de la revolución. Su hermano Raúl depositó sus cenizas en una ceremonia privada en el monumento al lado de José Martí, padre de la independencia cubana.