Moscú ha expulsado a 60 diplomáticos estadounidenses como respuesta a una medida idéntica tomada por Washington por el caso Skripal. La Casa Blanca se prepara ahora a devolver el golpe.
Ojo por ojo. Entre Rusia y Estados Unidos se ha abierto una guerra de sanciones. Moscú anunció este jueves la expulsión de 60 diplomáticos estadounidenses y el cierre del consulado norteamericano en San Petersburgo, en respuesta a las medidas equivalente tomadas días antes por la administración Trump.
Ahora la Casa Blanca se prepara para devolver el golpe, con ambos países inmersos en lo que algunos ya consideran una nueva guerra fría.
"No vemos esto como un toma y daca diplomático -dice la portavoz del Departamento de Estado estadounidense Heather Nauert-. Rusia es responsable de ese ataque horrible contra un ciudadano británico y su hija. Una vez más, rompieron la convención de armas químicas, se utilizó una sustancia prohibida, Novichok. Nos tomamos esto muy en serio".
En el origen de esta crisis está el envenenamiento en el Reino Unido del exagente doble ruso Serguéi Skripal y de su hija. El exespía sigue en estado crítico, pero la joven ha salido del coma y mejora.
Rusia, que sigue negando estar implicada en el caso, pide que se reuna de forma extraordinaria el Consejo ejecutivo de la Organización para la prohibición de armas químicas.
