Los relatos coinciden. El autor del atropello de Toronto pasó por encima de todas las personas que cruzó en su camino, zigzagueando con el vehículo para causar el máximo daño posible.
PUBLICIDADLa calle Yonge estaba llena de gente de esas horas. Unos habían salido del trabajo para ir a comer, otros se tomaban un café, cuando apareció la furgoneta atropellando de forma sistemática e indiscriminada a todos los que tuvieron la desgracia de cruzarse en su camino.
"Se subió sin más a la acera y comenzó a golpear a todo el mundo, a todos los que cruzó. Se llevó por delante la parada de bus. Allí había una mujer, yo la vi. Me detuve y fui a ver donde estaba. Atropelló a una persona tras otra, a una tras otra", relata un hombre todavía conmocionado.
Un joven explica que acababa de entrar en el Starbucks cuando vio la furgoneta. "La gente gritaba 'detenga el coche, detenga el coche', pero seguía avanzando", dice.
"Estábamos comiendo. Salimos y había mucha gente a ambos lados de la calle. Y había cuatro cuerpos en el suelo. La policía y las ambulancias todavía no habían llegado, pero la gente intentaba reanimarles. Fue inútil", se lamenta un hombre.
