Las víctimas de ETA piden que no haya impunidad

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Han pasado 33 años desde que ETA asesinó al máximo responsable de la Ertzantza, la policía autonómica vasca, Carlos Díaz Arcocha. Fue el 7 de marzo de 1985. Unos minutos bastaron a la banda terrorista para colocar una bomba en su coche, mientras desayunaba en un bar camino del trabajo.

Díaz Arcocha es una de las 853 personas asesinadas por ETA.

Su hija, Teresa Díaz, ha reaccionado así al anuncio de su disolución definitiva:

"Mi sentimiento es de mucha tristeza. De mucha tristeza, porque no han servido para nada todos estos años de terrorismo. Y ha sido muy doloroso seguir viviendo en el país vasco y, realmente, los terroristas no han conseguido nada. Porque están en las instituciones los cómplices de los terroristas... Podían haber estado hace 50 años si hubieran aceptado la democracia, que es lo que hizo el resto del pueblo español".

Para Teresa Díaz no "puede haber paz con impunidad, porque no es una paz completa". En su opinión, "todas las víctimas del terrorismo y de cualquier tipo de victimización lo que claman siempre es justicia".

Aunque considera una buena noticia que no haya más víctimas, esto es lo que le pide a ETA:

"Creo que debería disolverse pidiendo perdón, colaborando con la justicia, esclareciendo los crímenes que están pendientes y disolverse sin grandes alharacas y sin grandes puestas en escena".

"Éste no es el final de ETA que nos merecíamos"

En San Sebastián, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), ha lamentado este final de ETA, injusto, en su opinión, para las víctimas.

"No es éste el final de ETA que queríamos. No es éste, sobre todo, el final de ETA que nos merecíamos. El final de ETA hubiera, podría haber sido diferente, debería de haber sido diferente si nuestro Gobierno hubiera puesto algún empeño en ello", ha declarado Consuelo Ordóñez, presidenta de COVITE.

"La única frase decente que podrían pronunciar los terroristas empieza y acaba con un: 'Nunca tendríamos que haber existido'", ha asegurado.