Bronco segundo y definitivo debate en España. Pablo Casado y Albert Rivera protagonizaron los choques más duros, mientras Pedro Sánchez trataba de salvar su último cara a cara. La trifulca permitió a Pablo Iglesias mantenerse al margen.
El segundo y definitivo debate a cuatro en Atresmedia antes de las elecciones del domingo fue todavía más bronco que el mantenido la víspera en la televisión pública, además de estar cargado de reproches y reiteradas acusaciones de mentir.
Pedro Sánchez, el líder socialista, repitió su estrategia de recordar las medidas, en particular sociales, que ha tomado su Gobierno en los diez meses que lleva en el poder.
Una política económica duramente criticada por el líder del PP, Pablo Casado, porque, en su opinión va llevar al país a la ruina. En su lugar, el conservador promete bajar los impuestos y crear 400.000 empleos.
Albert Rivera, igual que el lunes, adoptó el papel más agresivo, tanto contra Sánchez como contra Casado, y aseguró que España afronta una "situación de emergencia nacional" por la cuestión de Cataluña. El líder de Ciudadanos intentó posicionarse como una alternativa más moderna que la del PP.
El choque frontal entre Casado y Rivera, permitió a Pablo Iglesias matenerse al margen. De hecho, el líder de Podemos lamentó el tono del debate y dijo sentir "muchísima vergüenza", al tiempo que desgranaba sus propuestas sociales a favor de aumentar los impuestos a los más favorecidos para mejorar la financiación de las pensiones, la educación, la sanidad o la vivienda.
Al igual que el lunes, ninguno quiso ahondar en posibles pactos tras las elecciones del domingo, si bien Sánchez atacó a Casado y Rivera por su acuerdo con el ultraderechista Vox en Andalucía, mientras estos cargaron contra el líder socialista por pactar con los independentistas catalanes. "No es no. Falso es falso", recalcó Sánchez.