La sentencia del 'Procés' entra en la historia de la democracia española.
PUBLICIDADNueve líderes independentistas catalanes fueron condenados a penas de prisión de entre nueve y 13 años por sedición, pero no por rebelión. Los otros tres procesados fueron declarados culpables por cargos de desobediencia y evitaron la cárcel.
El fallo del Tribunal Supremo, de casi 500 páginas, no incluye en cambio a Carles Puigdemont ni a otros seis líderes independentistas que se encuentran prófugos en el extranjero. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, rechazó firmemente la posibilidad de un indulto aunque sin mencionarlo explícitamente.
"Hoy ha concluido un proceso judicial ejemplar pero, al mismo tiempo, hoy confirma el hundimiento de un proyecto político que ha fracasado en su intento de obtener apoyo interno y reconocimiento internacional, dejando atrás el dolor y la confrontación, la fractura de la convivencia en Cataluña. A partir de hoy, si dejamos atrás el extremismo, podemos iniciar una nueva era en la que el retorno a la armonía es uno de los pilares fundamentales de Cataluña".
El veredicto del Supremo, como era de esperar, no fue bien recibido por el Gobierno catalán.
"El Gobierno catalán y yo personalmente rechazamos este veredicto porque lo consideramos injusto y antidemocrático y porque forma parte de un juicio político y de una campaña de acción legal contra el derecho a la autodeterminación de Cataluña y contra el movimiento independentista. Ahora, hoy más que nunca, apoyamos a sus familias", dijo el presidente de la Generalitat, Quim Torra.
El referéndum y la posterior declaración unilateral de independencia desencadenaron la mayor crisis política de España en décadas. La sentencia del juicio del 'Procés' llega en un momento decisivo para el movimiento independentista y es probable que sus consecuencias influyan en las elecciones generales que se celebrarán el próximo 10 de noviembre.