El COVID-19 ensombrece los preparativos de la Semana Santa en España
¿Dónde está la frontera entre la tradición religiosa y la imprudencia? La pregunta está en el aire en una España en la que se multiplican los casos de coronavirus cuando falta menos de un mes para el inicio de la Semana Santa. El pasado viernes apenas hubo colas en el tradicional besapiés del Cristo de Medinaceli en Madrid después de que el obispado prohibiera, precisamente, que se besaran los dedos de los pies a la figura. La fe mueve montañas, pero el miedo las diluye:
- "Estos años atrás, la cola llegaba hasta Atocha, hasta la estación. Era todas las calles y te podías tirar aquí hasta 12 y 14 horas. Y hasta 16", explicaba una señora a las puertas del templo.
Las medidas del obispado para contener la propagación del COVID-19 no convencieron a todos los feligreses:
- "Yo vengo con mis hermanas todos los años y les dije: este año no besamos... porque, me parece que, tampoco miedo, pero que hay que tener un poquito de cuidado y ahí besa mucha gente", sentenciaba otra asistente a la ceremonia.
- "No sé. Yo creo que teniendo fe no se contagia la gente. Además, el virus, seguramente que lo cortará Jesús", afirmaba convencida una tercera feligresa.
Posturas diametralmente opuestas que la Iglesia tratará de reconciliar antes del inicio de la Semana Santa, una festividad religiosa que congrega a multitudes y en la que abundan ritos y costumbres como tocar o besar figuras de vírgenes y santos. En lo que concierne a su interés turístico, las reservas de hoteles han caído hasta un 40% con respeto al año pasado.