En Austria, no todos cumplen con las restricciones de movimiento ordenadas debido al coronavirus. Por eso la Policía ha comenzado a intervenir de manera más contundente para tratar de limitar la propagación del COVID-19.
PUBLICIDADEn Austria, no todos cumplen con las restricciones de movimiento ordenadas debido al coronavirus. Por eso la Policía ha comenzado a intervenir de manera más contundente para tratar de limitar la propagación del COVID-19. En general, está prohibido entrar en lugares públicos, salvo en algunos casos. Los agentes advierten de que no está permitido sentarse ni permanecer de pie en grupos y solicitan a los ciudadanos que se muevan. Les avisan de que si no cumplen con las normas, serán procesados. En la capital, los oficiales ya han emitido cientos de multas.
"Los policías, en Viena, hemos informado a la población pero, por supuesto, en caso necesario, hemos tomado las medidas oportunas. Hemos sancionado a personas con multas de hasta 3 600 euros", declara Daniel Fürst, portavoz de la policía de Viena.
Está permitido dar un paseo solo o con personas que comparten el mismo domicilio pero ha quedado prohibido reunirse en grupos. Sin embargo, el buen tiempo de los últimos días ha llevado a decenas de miles de personas a buscar espacios al aire libre y el número de multas ha aumentado rápidamente. El ejército también presta apoyo, ahora, a las fuerzas del orden.
"Siempre hay gente que no mantiene la distancia de seguridad necesaria", afirma una ciudadana en la capital austríaca.
"Cuando la policía pasa pueden comprobar que n o se respeta el metro de distancia que nos piden mantener", declara un joven paseante.
El Gobierno ha ampliado la restricción de movimiento por un plazo de tres semanas.
"Aquí en el Canal del Danubio, las fuerzas policiales comprueban cada 30 minutos si se mantiene la distancia de seguridad establecida. Algunos, aparentemente, no la cumplen y reciben advertencias o cuantiosas multas. Pero la mayoría de la población austriaca respeta las medidas y aprueba las acciones del Gobierno", concluye el corresponsal de Euronews en Viena, Johannes Pleschberger.