Sin público, sin alfombra roja, pero con muchos focos y postureo. Así ha comenzado el Festival de Cine de Málaga. Previsto en marzo, el certamen fue aplazado para evitar la propagación de la pandemia de la COVID-19 en España. Han pasado cinco meses y el país sufre una nueva escalada de contagios...
PUBLICIDADSin público, sin alfombra roja, pero con muchos focos y postureo. Así ha comenzado el Festival de Cine de Málaga. Previsto inicialmente el pasado 13 de marzo, el certamen fue aplazado para evitar la propagación de la pandemia de la COVID-19 en España. Han pasado cinco meses y el país sufre una nueva escalada de contagios, pero la organización se ha resistido a dar marcha atrás y ha extremado las medidas de seguridad sanitaria, lo que ha obligado a suprimir buena parte del glamur y el revuelo mediático ligados a este tipo de eventos. Durante la sesión de fotos que sustituyó a la tradicional recepción de directores, artistas y jurado en la alfombra roja, la actriz Carolina Yuste defendía la celebración del evento:
"Esto es muy raro. Hay que hacerlo porque tenemos que ser responsables.Es guay que el festival no se haya perdido este año, porque estos lugares impulsan mucho a la gente a ir al cine y ayudan a que se entere de las películas disponibles", explicaba.
Álvaro Cervantes, actor y miembro del jurado, confía en que Málaga muestre el camino a otros certámenes:
"Hay que seguir con la vida cultural y los festivales, con todos los protocolos y demás, pero darle un poco el empujón que necesitan el cine y la cultura en general.. y demostrar que es segura... El éxito de este festival ayudara a otros festivales a retomar la vida".
De hecho, se trata del primer gran certamen del séptimo arte que se celebra en España desde el estallido de la pandemia. Lo ha inaugurado la película La boda de Rosa, de Icíar Bollaín, y se cerrará con la cinta argentina El robo del siglo, de Ariel Winograd. Las proyecciones tendrán lugar en salas reducidas y algunos actos serán puramente virtuales.