El papa instó este martes a los católicos a no instrumentalizar el símbolo de la cruz para fines políticos o usarla sólo como un objeto de devoción, durante la homilía de la misa con rito bizantino que ofició en la ciudad de Presov, en Eslovaquia, durante su gira por el país.
En su tercer día en Eslovaquia, el Papa Francisco visita Kosice y Presov, para mantener encuentros con los fieles greco-católicos, la comunidad gitana y los jóvenes.
En Presov, Francisco ha presidido la divina liturgia bizantina de San Juan Crisóstomo y es, por tanto, el primer Pontífice que celebra este rito especial bizantino que fue introducido por el Santo Arzobispo de Constantinopla para sustituir el rito de San Basilio ligeramente más largo y del que se diferencia por las oraciones de la Anáfora.
El Papa Francisco visita este martes a la comunidad gitana, una de las más marginadas de Eslovaquia.El encuentro, en el barrio de Lunik IX de Kosice, es uno de los momentos álgidos del viaje de Francisco. Lunik IX, un barrio en el que la mayoría de los eslovacos no se atreverían a entrar.
El papa: No reduzcamos la cruz a un símbolo político
El papa instó este martes a los católicos a no instrumentalizar el símbolo de la cruz para fines políticos o usarla sólo como un objeto de devoción, durante la homilía de la misa con rito bizantino que ofició en la ciudad de Presov, en Eslovaquia, durante su gira por el país.
Francisco viajó hoy hasta esta localidad eslovaca para celebrar una misa en el rito bizantino, el usado por las iglesias orientales, en un homenaje a estos fieles que representan el uno por ciento de la población, mientras que los católicos son el 62 por ciento.
Ante las 40.000 personas que llenaron la explanada adyacente al estadio del equipo de balonmano del Tatran, el mismo escenario en el que también san Juan Pablo II celebró una misa bizantina en 1995, el papa dedicó su homilía al símbolo de la cruz en la que murió Jesús, "que era instrumento de muerte, y sin embargo de allí ha venido la vida", destacó.
En su sermón, el pontífice criticó además el "cristianismo de vencedores" y el "cristianismo triunfador".
Agregó que "son incontables los crucifijos: en el cuello, en casa, en el auto, en el bolsillo, pero no sirve de nada si no nos detenemos a mirar al crucificado y no le abrimos el corazón, si no nos dejamos sorprender por sus llagas abiertas por nosotros, si el corazón no se llena de conmoción y no lloramos delante del Dios herido de amor por nosotros".
Y exhortó a los católicos: "No reduzcamos la cruz a un objeto de devoción, mucho menos a un símbolo político, a un signo de importancia religiosa y social".
"El testigo que tiene la cruz en el corazón y no solamente en el cuello no busca los propios beneficios para después mostrarse devoto. Esta sería una religión del doblez, no el testimonio del Dios crucificado", advirtió el papa sobre el uso instrumental de este símbolo para muchos católicos.