Enarbolando banderas de amarillo y azul, donde en 2013 tuvieron lugar las protestas del Euromaidán, poca gente se aventura al centro de la capital, inusualmente desierta, donde pocos dudan que lo peor está por llegar.
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En Kiev, capital de Ucrania, la plaza Maidán, plaza de la Independencia, vive horas de infortunio tras la invasió rusa desatada el jueves con más de 130 muertos, miles de refugiados y Putin a las puertas de Kiev.
"La situación es difícil en nuestro país... decía esta ucraniana. Bueno, ¡es más que difícil! Lo siento, pero me cuesta decir lo que siento, porque esto es la guerra".
Enarbolando banderas de amarillo y azul, donde en 2013 tuvieron lugar las protestas del Euromaidán, poca gente se aventura al centro de la capital, inusualmente desierta.
"Queremos dar ejemplo, debemos resistir ante agresor y mostrar nuestra posición. Los soldados que están en el frente no deben sentirse olvidados, ni pensar que no nos preocupamos por ellos.", decía este joven.
"Queremos mostrarle al mundo entero, que no tenemos miedo. Esperaremos aquí, para defender nuestro país, cuando sea necesario.", afirmaba este otro entrevistado.
"Quiero que me oigan, y no sólo los ucranianos, también los rusos, ¡e incluso Putin! Porque si hay un ataque nuclear cruzado entre Rusia y EEUU, entonces la luz se apagará para siempre.. ¡No dejemos que esto suceda! ¡Párenle los pies a Putin! , decía esta mujer ucraniana entrevistada en la plaza Maidán, donde muy pocos dudan de que lo peor está aún por llegar...
Desde Kiev, Valerie Gauriat, para Euronews