Las compañeras de la detenida saltaron a la cancha más por obligación que por deseo, devastadas por las noticias llegadas desde Moscú.
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El partido de este jueves de Phoenix Mercury contra Connecticut Sun en la WNBA estuvo marcado, inevitablemente, por las duras noticias llegadas desde Rusia. Su jugadora Brittney Griner era condenada a pasar nueve años en prisión en ese país. Sus compañeras saltaban a la cancha más por obligación que por deseo.
"Nadie quería jugar hoy", reconocía Skylar Diggins-Smith. ¿Cómo se supone que hay que afrontar el partido y estar en la cancha con la mente despejada? Todo el equipo estaba llorando antes del partido. Tratas de honrarla, tratas de salir y seguir jugando duro, por ella".
"Es muy duro", confesaba por su parte la entrenadora Vanessa Nygaard. "Nos despertaremos mañana y Brittney seguirá en una cárcel rusa. Y será el día 109, o 169... El tiempo sigue pasando y solo quieres que vuelva a casa".
El Gobierno de Estados Unidos ya ha comunicado su intención de llevar a cabo un intercambio de prisioneros, a través del cual tanto la bicampeona olímpica como el exmarine Paul Whelan volverían a casa a cambio de la puesta en libertad del traficante de armas ruso Viktor Bout. El ministro de Exteriores Serguéi Lavrov confirma que esta es en efecto una posibilidad.
"Estamos dispuestos a discutir este tema", decía Lavrov, "pero a través del canal que acordaron los presidentes Vladímir Putin y Joe Biden. Hay un canal especial acordado por ellos y no importa lo que se diga públicamente, este canal sigue siendo relevante".
Brittney Griner, de 31 años de edad, era detenida el pasado mes de febrero en el aeropuerto de Moscú por llevar en su equipaje cartuchos de vaporizador con aceite de cannabis, y condenada a nueve años por posesión y contrabado de drogas.