MADRID, 14 oct - Las autoridades españolas no respetaron el derecho nacional e internacional al devolver a Marruecos a cerca de 500 migrantes tras un cruce masivo de la frontera en el que murieron al menos 23 personas, dijo el viernes el Defensor del Pueblo español en un informe provisional.
El 24 de junio, las autoridades españolas afirmaron que hasta 2.000 migrantes saltaron la alta valla que sella el enclave norteafricano de Melilla y se enzarzaron en una escaramuza de dos horas con los agentes fronterizos.
Mientras decenas de ellos lograron alcanzar el territorio español, las autoridades marroquíes dijeron que al menos 23 personas murieron aplastadas tras lo que describieron como una estampida y otras fallecieron al caer mientras escalaban. Las ONG locales afirmaron que el número de muertos podría ascender a 37.
El Defensor del Pueblo español, Ángel Gabilondo, dijo que la policía española no procesó a 470 migrantes que pretendían cruzar al territorio español.
"La institución concluye que se efectuó un rechazo en frontera de 470 personas sin contemplarse las previsiones legales tanto nacionales como internacionales", dijo en su análisis.
La oficina del Defensor del Pueblo dijo que ha solicitado acceso a imágenes adicionales del desastre, ya que su investigación aún está en curso. En función del resultado final, el Defensor del Pueblo puede solicitar otras medidas, como una investigación parlamentaria o la presentación de una queja ante el Tribunal Constitucional de España.
En respuesta al informe, el Ministerio del Interior español dijo que sus agentes fronterizos estaban protegiendo la frontera europea de "asaltos violentos".
"Todos los rechazos en frontera que se produjeron el pasado 24 de junio en el perímetro fronterizo entre Melilla y Nador se realizaron dentro de la más estricta legalidad", dijo el ministerio.
Melilla y Ceuta, exclaves españoles en la costa norte de África, se han convertido en la última década en populares puntos de paso para los migrantes africanos que intentan entrar en Europa.
La seguridad fronteriza es uno de los varios puntos de discordia en las relaciones hispano-marroquíes, que experimentaron un relativo deshielo en marzo, cuando España adoptó una postura favorable a Marruecos en relación con el Sáhara Occidental, un territorio que Rabat considera suyo, pero en el que un movimiento independentista respaldado por Argelia pretende establecer un Estado soberano.