El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, interviene en la apertura de la importante cita internacional.
PUBLICIDADAcelerar la entrega de los carros de combate Leopard es, sin duda, uno de los temas centrales de la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC). A su llegada a este evento de tres días de duración, el ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorious, mantenía una breve pero reveladora conversación con la prensa.
Pistorius aseguraba que seguirán intentado convencer a los socios de que acepten enviar más armas a Ucrania. "Lo hacemos todos los días", decía, para referirse después a la cuestión de los Leopard y su fecha de entrega: "Los Leopard alemanes estarán en Ucrania a más tardar la última semana de marzo".
Una treintena de jefes de Estado y de Gobierno, más un centenar de ministros de Defensa de todo el mundo, participan en la que es la 59 edición de esta conferencia. Se espera entre otros la presencia de lavicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Olaf Scholz, el primer ministro británico Rishi Sunak o la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, interviene igualmente en la primera jornada de la cita, en la que se hablará por supuesto de la guerra en Ucrania, pero también de otros asuntos ciertamente importantes, como la actual relación entre Estados Unidos y China.
Sobre el encuentro planea sin embargo la huelga convocada en el aeropuerto de la capital bávara y los organizadores ya han avisado de que podrá afectar al contenido del foro por la paralización esperada del aeródromo de Múnich y de otros de Alemania.
China y Rusia, siempre sobre la mesa
En efecto, Pekín juega a muchas bandas de cara a la cumbre que se desarrollará hasta este domingo: la crisis con Estados Unidos por los globos espía, las dificultades internas relacionadas con el estallido de la burbuja inmobiliaria, la cuestionada gestión del Gobierno en la última crisis de la Covid y la ralentización del crecimiento económico ponen irremediablemente a China en el escaparate de esta cita.
Rusia, por su parte, es la gran ausente a esta conferencia, nacida durante la Guerra Fría con el objetivo de, precisamente, acercar a los dos bloques: Rusia y Occidente.