Con más del 90% de los votos, los uzbekos permitirían al presidente Mirziyóyev seguir en el poder hasta 2040.
PUBLICIDADLos uzbekos allanan con sus votos en el referéndum el camino para que el actual presidente del país sea reelegido. Más del 90% de los participantes han declarado que están conformes con las reformas constitucionales que permitirían a Shavkat Mirziyóyev seguir en el cargo hasta 2040.
Ya que estas anulan sus mandatos anteriores y amplían los siguientes que pueda obtener de 5 a 7 años. Su actual Gobierno acaba en 2026. Las enmiendas, que modifican dos tercios de lo artículos de la Carta Magna, incluyen la abolición de la pena capital y el aumento de la protección jurídica de los ciudadanos.
"Según los datos preliminares, el 90,21 % de los ciudadanos votaron a favor y el 9,35 %, en contra", señaló un portavoz de la Comisión Electoral Central de la república centroasiática en rueda de prensa.
Un 0,49 % de las papeletas fueron dañadas y no participaron en el conteo, agregó.
La afluencia a las urnas, según los últimos datos, alcanzó el 84,54 %. De esa manera, ejercieron su derecho a voto más de 16,6 millones de ciudadanos, de un total de 19 millones llamados a las urnas.
El "sí" a las reformas constitucionales permite a Mirziyóyev seguir en el cargo hasta 2040, ya que se anularán sus mandatos anteriores.
Además, otra de las enmiendas, que modifican dos tercios de los artículos de la Carta Magna, también amplía el mandato presidencial de cinco a siete años.
Mirziyóyev, en el poder desde 2016 y reelegido en 2021, será el último presidente que pueda ejercer un tercer mandato, ya que las enmiendas limitan a dos los mandatos presidenciales.
Las enmiendas declaran además a Uzbekistán un Estado social, fortalecen el estado de derecho, derogan la pena de muerte, favorecen las inversiones exteriores y permiten la propiedad de la tierra no para su cultivo.
"La nueva Constitución define a Uzbekistán como un Estado soberano, democrático, regido por la ley, social y secular", dijo Mirziyóyev la semana pasada.
Mirziyóyev, de 65 años, fue alabado en sus primeros años de mandato por la apertura económica y tímidas reformas liberales, como la lucha contra la explotación infantil en la recogida del algodón uzbeko, apreciado en todo el mundo, pero en el país sigue sin haber rastro de la oposición.