PUBLICIDADUno de los policías heridos el martes en el ataque a una sinagoga en Jerusalén ha muerto esta noche, la quinta víctima mortal israelí.
El Primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha prometido una respuesta contundente, ha reforzado la seguridad en la ciudad con dos brigadas más de la Policía de Fronteras y ha ordenado instalar controles en las entradas a Jerusalén Este, algo que no ocurría desde hacía décadas.
Los dos palestinos que atacaron a los rabinos con hachas, cuchillos y una pistola venían de un barrio oriental de Jerusalén. Según los servicios secretos israelíes no tenían antecedentes y no formaban parte de ningún grupo extremista. Los dos fueron abatidos por agentes israelíes.
El ataque se produjo el martes al alba cuando los rabinos realizaban la primera plegaria del día en la sinagoga del distrito de Har Nof, un barrio del Oeste de Jerusalén poblado mayoritariamente por judíos ultraortodoxos.
Sobre las razones del múltiple asesinato, circula la versión de una posible venganza espontánea por el chófer de autobús palestino que apareció colgado el domingo. La familia del fallecido crée que fue víctima de extremistas judíos.
Tras el entierro de tres de los cuatros rabinos, otro joven ultraortodoxo fue agredido esta noche a las puertas de la Ciudad Vieja con una barra de hierro por un grupo de jóvenes palestinos.