La calma parece haber vuelto al sistema financiero ruso, pero a cambio de una radical devaluación del rublo. Después de que el ministerio de Finanzas
PUBLICIDADLa calma parece haber vuelto al sistema financiero ruso, pero a cambio de una radical devaluación del rublo. Después de que el ministerio de Finanzas anunciara que comienza a vender sus reservas de divisas, la moneda rusa se estabilizaba en torno a los ochenta rublos por euro y los sesenta rublos por dólar. En el llamado ya ‘martes negro’, se llegaron a tocar los cien rublos por euro. El primer ministro, Dmitri Medvedev, organizó este miércoles una segunda reunión de urgencia en dos días.
“Lo que estamos viendo hoy es mayoritariamente producto de un juego emocional”, quiso relativizar Medvedev ante los responsables económicos y los principales exportadores energéticos del país. “Está en nuestro interés llevar el orden a los mercados. Ni los ciudadanos, ni los bancos ni la industria ganan con esta inestabilidad”.
De momento, no se observa una reacción de pánico entre los ciudadanos. No hay colas en los bancos ni en los supermercados. Pero sí preocupación y medidas de precaución de la gente. En los que va de año, su moneda se ha depreciado más de la mitad y la inflación ya alcanza el diez por ciento. Los precios no paran de dispararse.
“Hace dos semanas compramos algunos aparatos electrónicos: una lavadora por 30.000 rublos”, explica un ciudadano en Moscú. “Ahora, ya cuesta 38.000 rublos”.
“Deberíamos gastar el dinero ahora mismo”, insiste este otro moscovita. “Es el mejor momento”.
Ante esta situación, los rusos esperan atentos este jueves la rueda de prensa anual de su presidente, Vladímir Putin. De momento, las compañías internacionales también empiezan a subir lo precios. Es el caso de la cadena de muebles del hogar sueca Ikea o la firma de automóviles japonesa Nissan. Otros como el estadounidense de informática Apple ha cerrado directamente la venta por internet en el país.