Ed Miliband, de 45 años, encarna para sus seguidores la esperanza de dar la puntilla al “nuevo laborismo” y volver a la izquierda tras el giro al
PUBLICIDADEd Miliband, de 45 años, encarna para sus seguidores la esperanza de dar la puntilla al “nuevo laborismo” y volver a la izquierda tras el giro al centro que dió el partido durante la era Blair.
Apodado durante un tiempo “Ed el rojo” por su perfil ideológico, Ed Miliband dice estar del lado de la clase media, de los que trabajan, y promete, entre otras cosas, reducir los impuestos y mejores servicios públicos.
Ed Miliband:
“Hay fondos para aplicar todas las medidas de este manifiesto. El déficit se reducirá cada año. Presento este manifiesto como prueba de que se puede conseguir un futuro mejor en nuestro país.”
Durante mucho tiempo a la sombra de su hermano David, exconsejero de Tony Blair y posteriormente secretario de Estado con Gordon Brown, el “otro” Miliband creó la sorpresa cuando contra todo pronóstico ganó la la batalla por el liderazgo laborista en 2010.
David, considerado como el candidato de la continuidad, se retiró entonces de las instancias dirigentes del partido y Ed se lanzó a fondo a la reconquista del poder con “el cambio es posible” como eslogan.
Ed Miliband:
“Sé que hemos perdido la confianza y el contacto con la realidad. Sé que necesitamos un cambio. Pero ahora, una nueva generación ha tomado las riendas del laborismo.”
Bien considerado por empresarios, líderes sindicales, y diputados de otros partidos, una de sus estrategias antes y durante la campaña, ha sido multiplicar el contacto directo con la población. En 2011, tras una serie de disturbios tras la muerte de un hombre antillano a manos de la policía, Ed Miliband viajó a Manchester, felicitó a los voluntarios que limpiaron la ciudad y dejó caer unas palabras sobre las causas profundas de los disturbios.
Según los pronósticos, es poco probable que Ed Miliband consiga gobernar solo si gana las elecciones. Los nacionalistas escoceses le han tendido la mano para formar una alianza anti conservadora, pero su férrea oposición a la independencia escocesa le ha llevado a rechazar esa posibilidad.