PUBLICIDADA cien millas náuticas del territorio palestino, Marianne, uno de los tres barcos del tercer intento de romper el bloqueo impuesto hace nueve años por Israel, ha sido abordado en una operación por la que el primer ministro israelí ha felicitado a la Armada hebrea. “Los activistas a bordo de la flotilla han decidido venir y protestar al Estado de Israel, el único estado democrático de Oriente Próximo que lucha contra el terrorismo que dispara de forma deliberada contra los ciudadanos israelíes y que, también deliberadamente, se esconde detrás de los civiles palestinos, por lo que esta flotilla está infectada de hipocresía”, ha declarado Benjamin Netanyahu.
Los activistas han calificado lo ocurrido como una “vulneración del derecho internacional” y una acción de “piratería”, a la vez que el movimiento islamista Hamás, que gobierna en el territorio, han pedido a la “comunidad internacional que salga de su silencio”.
Eitan Diamond, director de la ONG Centro Legal para la Libertad de movimiento Gisha explica desde Jerusalén la estrategia política de su Gobierno: “Es muy difícil entender esta política basándonos únicamente en aspectos de seguridad. Una de las razones articulada por las autoridades israelíes es el deseo de presionar sobre la población en Gaza y sobre Hamás, que controla el territorio, con la esperanza de que esta acción, de alguna manera, traiga un régimen menos extremo, un cambio en el Gobierno de Gaza. Algo que, obviamente, no funciona”
Los veinte activistas que viajan a bordo del barco interceptado, entre los que está el ex presidente tunecino Moncef Marzouki y la parlamentaria europea española Ana Miranda, serán juzgados y expulsados de Israel.
“El viaje de la nueva flotilla, como los anteriores termina aquí, en el puerto de Ashdod. En esta ocasión sin violencia, pero las críticas son siempre las mismas, ¿por qué Israel se empeña en mantener un bloqueo que perjudica a la población de Gaza y no a Hamas”, concluye el corresponsal de euronews Luis Carballo desde Israel.