La popularidad de la presidenta brasileña roza mínimos nunca vistos. Apenas un 8% aprueba su gestión menos de un año después de las últimas
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La popularidad de la presidenta brasileña roza mínimos nunca vistos. Apenas un 8% aprueba su gestión menos de un año después de las últimas presidenciales en las que ganó con escaso margen. Fueron en octubre de 2014.
Además de la mala marcha de la economía (que adolece de un fuerte endeudamiento privado, que se ve afectada por el estancamiento de las materias primas y cuya deuda externa flirtea con la categoría de bono basura), es el escándalo de Petrobrás el que más daño está haciendo a su imagen. La red clientelista y de desvío de fondos de la petrolera nacional salpica sobre todo al Partido de los Trabajadores, el que Lula convirtió en lo que es hoy y del que Rouseff es líder.
La oposición ha convocado protestas para este domingo que pretenden repetir el éxito de las convocadas en marzo y abril pasados, cuando la crisis política y económica todavía no era tan evidente. Cerca de dos millones de personas manifestaron en las calles entonces su rabia con la presidenta.
