La primavera rumana sigue brotando. Por segundo día consecutivo, miles de personas, esta vez más de 30.000, se manifestaron en las calles de Bucarest
PUBLICIDADLa primavera rumana sigue brotando. Por segundo día consecutivo, miles de personas, esta vez más de 30.000, se manifestaron en las calles de Bucarest contra la corrupción y a favor de un cambio radical en su país.
Con lemas y gritos como “Rumanía despierta” o “Dos dimisiones no bastan”, los manifestantes quieren conseguir algo más que las renuncias de Victor Ponta y Gabriel Oprea, ministro de Interior.
“Hemos visto grandes cambios en nuestra escena política, pero de momento, al menos en mi opinión, es difícil saber qué va a pasar, porque no tenemos gran cantidad de información”, reconocía un manifestante.
“Definitivamente necesitamos un cambio, y necesitamos que la nueva generación rumana alce la voz y muestre su inteligencia”, decía otra ciudadana.
Romania on Fire – A new Revolution pic.twitter.com/rIhLGOA8Tx
— Viorica Patea (@vioricapatea) 4 Novembre 2015
Las manifestaciones también han sido multitudinarias en otras ciudades del país. Miles de personas han salido a la calle en Cluj-Napoca, al norte, Timisoara al oeste o Craiova, al sur. Un movimiento ciudadano que cada vez se asemeja más al de 1989.
“Las espectativas no son tan grandes como las de entonces, quiero ser realista”, confiesa un periodista al comparar estas manifestaciones con las que acabaron derrocando al líder comunista Nicolae Ceaușescu. “No puedes cambiar todo un sistema político de la noche a la mañana. Pero sin duda se trata de un aviso muy claro a la actual clase política, para que cambie en su hábitos y en su organización”.
“Muchas personas de las que están aquí, muchos jóvenes y gente de clase media, tiene ahora mismo una profunda desconfianza en los principales medios de comunicación, especialmente en los canales de televisión”, revela otro periodista. “Los medios son vistos como parte del problema, como parte de un sistema corrupto en el que no se puede confiar”.
A la espera de cómo se reorganice el Gobierno tras el adiós de Ponta, muchos de estos ciudadanos claman ahora mismo por unos mandatarios tecnócratas.