El caso del agua contaminada de Flint, en Michigan, es sólo la punta del iceberg. Los expertos apuntan a una crisis nacional por el deteriorado
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El caso del agua contaminada de Flint, en Michigan, es sólo la punta del iceberg. Los expertos apuntan a una crisis nacional por el deteriorado estado de las tuberías del país.
El presidente estadounidense se ha desplazado a Michigan al recibir el email de una niña de 8 años que le pedía audiencia para explicarle que 100.000 habitantes no tienen acceso a agua potable tras 4 meses en estado de emergencia.
Barack Obama ha probado tímidamente el agua de Flint, mojándose apenas los labios. “Confirma lo que sabemos científicamente, sí usas un filtro, si lo instalas, entonces el agua de Flint es potable”, aseguró el presidente estadounidense.
Pero, como denunciaban estos manifestantes a finales de abril, los niveles de plomo han subido dos puntos y medio, hasta un 5% en dos años, y se calcula que hasta 12.000 niños han sido expuestos al “agua potable” de la que habla Obama.
La dejadez en la renovación de las tuberías de plomo, que en algunas partes de Estados Unidos se instalaron hace más de un siglo, y el escaso compromiso político, auguran una mayor insalubridad del agua.