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A pesar de la baja participación ciudadana durante la segunda vuelta de las legislativas francesas, los simpatizantes de La República en Marcha tenían este domingo motivos de sobra para la celebración. Con 350 diputados, el partido de Emmanuel Macron junto con Módem consiguió una sobrada mayoría con la que poder gobernar sin oposición. Los Republicanos, que serán la principal fuerza de la oposición, se quedan a gran distancia de la formación del presidente al sumar con sus socios 137 diputados.
“Hace tan solo un año nadie habría imaginado semejante renovación política”, destacaba el primer ministro Edouard Philippe. “Se lo debemos a la voluntad del presidente de dar un nuevo aliento a la democracia, pero también por supuesto a los franceses, que querían un cambio en la Asamblea Nacional”.
Sin duda el dato más negativo de estas elecciones ha sido la alta abstención, que alcanzó la cifra récord del 57,4 %. Ese dato, unido a la debacle de unos socialistas que pierden 237 escaños para quedarse en 44, marcan unas elecciones históricas tras las cuales arranca una nueva era. La era Macron.