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Pedro Sánchez se ha impuesto una misión: reencarnar la regeneración y redorar el blasón del PSOE, tras una crisis que ha hecho temblar los cimientos del histórico partido. Este domingo retomó las riendas de la formación, con el objetivo de reconquistar el Gobierno de España con una mayoría de izquierdas que desaloje a Mariano Rajoy del poder.
En un discurso ante unos 8.000 afiliados socialistas, que puso fin al Congreso del partido, prometió: “Voy a trabajar sin descanso para que haya una mayoría parlamentaria alternativa que acabe con esta etapa negra de Gobierno del Partido Popular”.
En cuanto al referéndum catalán, Sánchez fue tajante: “Nunca estaremos del lado de las tesis independentistas y soberanistas. No apoyaremos el referéndum independentista”. En su lugar, el líder socialista reivindicó una España “nación de naciones” que reconozca su plurinacionalidad en una reforma federal de la Constitución.
La nueva dirección, hecha a medida de Sánchez, obtuvo el apoyo del 70,5 por ciento de los delegados. El resto, prefirió votar en blanco, algo interpretado como un gesto de que el sector crítico está dispuesto a dejarle margen de maniobra para diseñar la organización y la estrategia del PSOE.