PUBLICIDADEn medio de la represión, persecución y asesinatos de la población rohinyá en Birmania aparecen de pronto ejemplos como el de Zahida Begum.
Se ha dedicado a salvar a más de cuatrocientos huídos de Myanmar hasta Bangladesh. Lograron escapar de los militares en barcas evitando el camino fronterizo.
Zahida Begum que ha actuado como una suerte de Schlinder birmana, explica: “En los primeros momentos le pagué a un barquero 350.000 taka (alrededor de cuatro mil euros) y nos cedió dos botes. Más tarde, vinieron aquí 70 familias en esos dos botes. A su llegada, fui a Shamlapur para alquilar coches traerlos aquí a Kutupalong. Los alojé en casa y les preparé la comida los siguientes doce días”.
En el campo de refugiados de Kutupalong, en Bangladesh, está Abdul Matlab, uno de los refugiados que vino en los botes río abajo. Explica que perdió la pierna por los disparos de los militares birmanos: “Muchas mujeres dieron a luz en medio del camino, y muchos de ellas bebieron agua contaminada del río, no tenían comida. De mi pueblo, mataron a unas 400 personas y aquí llegaron 70 supervivientes”.
Los testimonios repetidos de los refugiados se refieren a aldeas quemadas por el ejército birmano y pobladores muertos por disparos cuando trataban de huir a pie.