Acaban de vivir una matanza en su propia escuela y la angustia se lee en sus rostros. Los adolescentes de Parkland cuentan lo que ocurrió.
PUBLICIDADPasado el tiroteo en su escuela, los adolescentes cuentan qué vivieron y cómo se sintieron. Traumatizados, intentan digerir lo ocurrido, comprender lo incomprensible. Los disparos, el miedo, el ambiente opresivo, mientras ven la angustia indescriptible de sus padres. "Escuché disparos y salí corriendo. En dos minutos estaba fuera" dice Megan, que enseguida comprendió lo que sucedía.
Jeremiah, en cambio, se limitó a seguir las instrucciones y no hacer ningún ruido para no atraer la atención de quienquiera que estuviera disparando. "Todos los estudiantes se quedaron en las aulas. Los profesores nos hicieron entrar y nos dijeron que permaneciéramos en silencio", explica.
El chico no parece muy nervioso, pero en el rostro de su madre, que le abraza por la espalda, se lee aún la angustia. "Es una felicidad y un alivio. Espero que los otros niños estén bien", dice, sin saber que ha habido una matanza.
Cuando todo empezó, las clases acababan de terminar y los estudiantes se disponían a salir de la escuela.
"Salimos afuera. Boom, boom, boom. Escuché disparos. Pensé que eran petardos, pero después de oír el último tiro me dije, ¡oh no, estoy fuera!", relata Manuel.
Max parece traumatizado y muy vulnerable. Responde al periodista con la mirada perdida, rememorando una imagen que nunca hubiera querido ver. "Estaba en clase y todo lo que oí fueron los disparos, pero cuando la policía nos permitió salir vi los cadáveres en el suelo".
"Te sientes como en otro día normal -cuenta Daniel, con una sonrisa nerviosa en el rostro que acaba rompiéndose a medida que cuenta lo vivido-. No te esperas esto. No te esperas que alguien puede entrar con un arma y disparar en la escuela. Hasta que te das cuenta, así de repende. Empiezas a enviar mensajes a tu familia diciendo "te quiero" porque no sabes si te van a disparar o matar allí, en ese momento".
