El conflicto entre ambos grupos armados ha provocado el éxodo de civiles y una crisis humanitaria.
PUBLICIDADLos habitantes de la región colombiana de Catatumbo son rehenes de las guerrillas Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Ejército de Liberación Popular (EPL). Ambos grupos armados se enfrentan desde mediados de marzo por el control de las rutas del narcotráfico.
Más de 9.500 civiles permanecen en refugios humanitarios, esperando poder volver a casa. El Gobierno de Bogotá ha enviado 27 toneladas de ayuda humanitaria.
La guerra entre el ELN y el EPL ha paralizado, durante semanas, esta zona rural fronteriza con Venezuela, provocando el cierre de escuelas y comercios, el bloqueo de carreteras y, por consiguiente, dejando importantes pérdidas económicas.
La actividad comercial se ha reanudado, tras poner fin el EPL a un paro armado de diez días, pero la violencia persiste, pese al despliegue de 2.000 soldados.
Muchos expertos, tienen claro que la presencia militar no es suficiente para mantener la paz en la zona, antes controlada por las FARC.
"El hecho de que el Estado no esté ahí, pero no solamente entendido como fuerza pública, sino instituciones, electrificación, agua potable, hace que sea tierra de nadie", explica Naryi Vagas, investigadora de la Fundación Paz y Reconciliación.
Para esta politóloga, el Gobierno colombiano debería centrarse en mejorar las infraestructuras y en cambiar el modelo económico, ayudando a los campesinos a reemplazar las plantaciones de coca por cultivos legales. Con ello, dice, se cortaría la financiación de los grupos rebeldes, lo que ayudaría a mejorar la seguridad.
La guerra abierta entre el ELN y el EPL ha dejado un número indeterminado de muertos y heridos. El fuego cruzado continúa y muchos campos están plagados de minas.
Los habitantes de la región de Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, han protagonizado encendidas protestas para exigir el fin del conflicto.