Éxtasis francés y lágrimas belgas

París y toda Francia han vibrado, gritado hasta quedarse sin voz con el gol de Samuel Umtiti y sufrido hasta el último segundo de partido contra una Bélgica que luchó con uñas y dientes por el empate.
"Les Bleus" (los Azules), como aquí llaman a su selección, se han merendado a sus vecinos, pero aún no están saciados. Quieren rematar su gesta, de preferencia, contra los ingleses.
"Estamos muy contentos de estar en final y ahora esperamos a los ingleses", afirma una chica en Lyón.
"Fue estresante -comenta un aficionado-. Esperábamos el segundo gol, que no llegó. Pero lo más importante es que ¡estamos en la final!".
Sí, están en la final y quieren su segunda estrella. Veinte años después quieren tocar el cielo de nuevo.
Las lágrimas de alegría francesas, fueron de desesperación e impotencia entre la afición belga. Sienten que fue una derrota injusta y que, por juego, ellos deberían haber ganado.
"No estoy seguro de que haya ganado el mejor. Estoy muy decepcionado", cuenta con gesto compungido un bruselense.
"No voy a ver nunca más un partido", añade otro con las lágrimas asomando en los ojos mientras un colega le abraza.
"No deberíamos haber perdido", remata un joven, sentado con gesto taciturno en el borde de una acera.
Unos lloran, otros se abrazan y todos sienten muy dentro esa derrota. Caer cuando lo tienes tan cerca duele mucho y, sobre todo, cuando tu verdugo es Francia, ese vecino tan grande que siempre ha hecho sentir a los belgas tan pequeños.