Entre los premiados, "Delphine y Carole. Insumisas", un homenaje a las primeras vídeo-activistas en Francia; la primera película como director del actor británico Chiwetel Ejiofor o "Congo Lucha", un documental de Marlène Rabaud sobre un grupo opositor al presidente congoleño Kabila.
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El mejor documental, un homenaje a dos activistas del feminismo
El Gran Premio al mejor documental fue para "Delphine y Carole. Insumisas", de la directora francesa Callisto McNulty.
El documental se centra en dos grandes figuras del feminismo de los años setenta en Francia: La actriz y directora francesa Delphine Seyrig y su amiga, la directora suiza Carole Rusopoulos. Fueron las primeras vídeo activistas en Francia, y documentaron el movimiento feminista en este país.
McNulty es nieta de Rusopoulos:
"Las luchas del pasado aportan luz a la lucha actual. Lo que ocurre ahora tiene mucha repercusión. Quería mostrar que a veces podemos aprender mucho de su lucha".
Chiwetel Ejiofor gana un premio tras la cámara
El Gran Premio al mejor filme de ficción fue para "El niño que domó el viento" del director y actor británico de ascendencia nigeriana Chiwetel Ejiofor, que no pudo asistir a la entrega de galardones.
La película cuenta la historia real de un niño que salva muchas vidas en su pueblo de Malawi cuando durante una gran sequía construye una bomba de agua con un molino de viento, una bicicleta y objetos del vertedero.
Esta es la primera película como director de Chiwetel, conocido sobre todo por su interpretación en "Doce años de esclavitud".
La actriz franco-senegalesa Aissa Maiga interpreta a la madre del niño inventor:
"Cuando trabajas con un actor que pasa a la dirección tienes un extra, porque estás entre colegas y nos conocemos. Conocemos perfectamente los mecanismos con los que hay que funcionar. Un actor que dirige puede sacar de un actor un potencial que sabe que está ahí".
El premio de la Organización Mundial contra la Tortura recayó en "Congo lucha" de Marlène Rabaud.
El documental trata sobre Lucha, un movimiento no violento de la república Democrática del Congo pacífico de oposición al presidente Joseph Kabila. Sus miembros se arriesgan a ser encarcelados, torturados o asesinados.
Rabaud, que siguió al grupo durante dos años, vivió situaciones de violencia en las que no había tiempo para montar el trípode.
"Es un lío, pero esto también hace que la secuencia sea muy viva", asegura Marlène Rabaud. "Esta cámara es fluida, es libre. En los momentos de acción está en modo automático. Estos movimientos son la vida".
Este festival y foro entiende que el cine puede y debe ser más que entretenimiento. Crea conciencia sobre las partes más oscuras del ser humano y sobre las atrocidades que es capaz de cometer.