Los australianos apuestan por la continuidad pese a que las encuestas daban como favoritos a los laboristas.
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La coalición conservadora mantiene su gobierno en Australia.
Aunque las encuestas apuntaban un posible cambio, el primer ministro, Scott Morrison, seguirá ocupando el puesto al que se encaramó en agosto del 2018.
El líder liberal definió la victoria como un milagro, a la vez que agradeció a los australianos la confianza mostrada en la candidatura conservadora.
"Tenemos mucho trabajo que hacer, tenemos mucho trabajo que hacer y vamos a volver a trabajar. Vamos a volver a trabajar para los australianos que sabemos que van a trabajar cada día, que se enfrentan a esas luchas y pruebas todos los días. Están buscando una oportunidad y aquí la tienen. Van a conseguir una oportunidad de nuestro gobierno".
La derrota ha sentado como un jarro de agua fría en el entorno laborista. Tanto que Bill Shorten ya ha confirmado que dejará el liderazgo de su partido.
¿Una legislatura de tres años?
Entre las promesas de Morrison están una bajada de los impuestos e incentivos para las empresas. Uno de sus objetivos pasa además por dotar a Australia de estabilidad política. Y es que desde 2007, ningún primer ministro ha sido capaz de agotar su legislatura.