El torneo parisino llega con importantes remodelaciones en sus instalaciones. Rafa Nadal, de nuevo favorito, cae en un cuadro relativamente cómodo.
Ya está aquí un nuevo Roland Garros. Nunca mejor dicho, ya que la edición de este año del torneo de tierra por excelencia llega con un importante lavado de cara en sus instalaciones. La Philippe Chatrier cambia su aspecto con una evidente modernización.
Lo que no cambia es el favorito. Rafa Nadal busca en París su decimosegunda Copa de los mosqueteros, y lo hará a través de un cuadro relativamente cómodo hasta los cuartos de final.
"Estoy feliz de estar aquí de nuevo", decía el español durante la presentación de los cruces. "Y por supuesto, son buenas noticias cuando ves que los torneos van mejorando, que se van añadiendo cosas, así que por parte de los jugadores lo único que podemos decir es 'gracias' a Roland Garros y a la Federación Francesa por todas las grandes cosas que están haciendo por nuestro deporte".
Destaca también la pista Simonne Mathieu, con capacidad para 5000 espectadores, y que se presenta rodeada de cuatro invernaderos. Una poderosa transformación que concluirá el próximo año con el esperado techo retractil de la pista central. Roland Garros, por fin, gana el partido al pasado.
