El temblor causó pánico y daños materiales, pero no se lamenta ninguna víctima.
PUBLICIDADLa tierra sigue temblando al sur de California. La pasada noche del viernes se registró un terremoto de 7.1 en la escala de Richter, el mayor que ha azotado la región en lo que va de siglo.
Por el momento no se lamentan víctimas mortales, aunque sí numerosos daños materiales.
El gobernador de California le ha pedido a Donald Trump que decrete el estado de emergencia, pues se seguirán registrando temblores en los próximos días.
"La probabilidad de que la próxima semana suframos otros terremotos de magnitud 5 es muy elevada, posiblemente queden varios seísmos por llegar. La probabilidad de que la próxima semana tengamos uno de escala seis es de más del 50 por ciento, ronda el 60. Y haciendo una estimación muy preliminar, la probabilidad de tener otro de siete estaría en torno al 11 por ciento", dijo la sismóloga Lucy Jones.
El terremoto se prolongó durante 40 segundos. Su epicentro se situó de nuevo cerca de Ridgecrest, tal y como sucedió en el primero de los seísmos, registrado el jueves.
Las consecuencias en los edificios, en las carreteras e incluso en las tuberías del gas saltan a la vista.
Ridgecrest de una localidad de 30000 habitantes separada por 200 kilómetros de Los Ángeles.
El temblor se sintió también en los estados de Nevada y Arizona.