Las manifestaciones comenzaron el martes como consecuencia del mal estado de los servicios públicos y la falta de oportunidades
PUBLICIDADLas calles de Iraq vuelven a estar teñidas de sangre. Este sábado han sido al menos cinco los muertos en Bagdad en el quinto día consecutivo de unas protestas que han sesgado en todo el país al menos 94 vidas según la semioficial Comisión de Derecho Humanos, a las que hay que sumar casi 4.000 heridos. Son las peores cifras desde la derrota del grupo Estado Islámico en 2017.
Los ciudadanos se muestran hartos de la incapacidad del nuevo Gobierno, encabezado desde un año por el primer ministro Adel Abdelmahdi. El cóctel es explosivo. A los altos niveles de corrupción se suman la falta de servicios públicos como sanidad y educación, y trabajo o el difícil acceso a la vivienda y una economía totalmente dependiente del petróleo.
La televisión estatal ha mostrado un encuentro entre el portavoz del Parlamento, que el viernes propuso unas mejoras orientadas a facilitar un hogar a los más pobres y trabajo a los jóvenes y quienes dicen ser líderes de unas protestas que ningún partido político ha querido encabezar. El Ejecutivo ha retirado el toque de queda,