Keiko Fujimori, fulgor y oscuridad en la política peruana

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Por Isidro Murga
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La vida de Keiko Fujimori ha estado siempre estrechamente ligada a la de su padre, el expresidente peruano Alberto Fujimori. Su actividad política, llena de luces y sombras, se ha visto lastrada por la pesada herencia paterna

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Perú vive con una gran expectación la inminente y polémica puesta en libertad de la líder opositora Keiko Fujimori, que ha pasado 13 meses en prisión preventiva mientras era investigada por su implicación en la trama peruana del caso Odebrecht.

El Tribunal Constitucional, que ha aceptado el Habeas Corpus que presentó la hermana de Keiko, se ha apresurado a justificar su decisión y a desligarla por completo del proceso en contra de la líder de Fuerza Popular: "no corta, ni tumba, la indagación penal que está en marcha y esto es muy importante por las muy graves sospechas que han presentado los fiscales", ha explicado a la agencia EFE el relator de Naciones Unidas para la independencia judicial en el mundo, Diego García Sayán.

Su libertad devuelve la incertidumbre a la vida política peruana, una vida en la que Keiko Fujimori, de 44 años, ha tenido un papel destacado desde principios de los años 90.

Fulgor y oscuridad

La vida (y la política de Keiko Fujimori) ha estado siempre condicionada por la de su padre, el expresidente peruano Alberto Fujimori. A su pesar, y con tan solo 19 años, asumió el papel de primera dama tras el traumático divorcio de sus progenitores. Seis años más tarde, en 2000, hizo campaña en unas polémicas elecciones que a la postre desembocarían en la renuncia y huida del país del mandatario.

Tras reconstruir el partido de su padre, Keiko entró en el Legislativo en 2006 arropada por el mayor número de votos jamás logrado por un congresista en la historia de Perú. Casi al mismo tiempo, comenzaba el juicio en el que Alberto Fujimori terminaría siendo condenado a 25 años de cárcel por su responsabilidad en los asesinatos perpetrados por los escuadrones de la muerte en su lucha contra la organización terrorista Sendero Luminoso en la década de los noventa.

Mientras tanto, Keiko preparaba el asalto a la Presidencia. Lo intentó sin éxito en las elecciones de 2011 y 2016. Fracasó en ambas ocasiones, pero se convirtió en la mujer más poderosa del país gracias a que su partido, Fuerza Popular, dominaba el Congreso.

Desde la oposición, socavó al Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski atacándolo por el escándalo Odebrecht... y presionándolo hasta conseguir que indultara a su padre por razones de salud.

Sin embargo, sus tejemanejes en el legislativo no tardaron en volverse en su contra como un bumerán: El año pasado Keiko Fujimori se sentó en el banquillo de los acusados tras descubrirse que el poderoso consorcio brasileño Odebrech habría financiado su campaña en 2011. El juez la envió a prisión preventiva durante 18 meses mientras mientras se realizaba una investigación que Keiko torpedeaba desde todos los resortes del poder que aún controlaba.

En medio de una ola de protestas, el Tribunal Supremo anuló el indulto a Alberto Fujimori... y, hace dos meses, harto de las zancadillas del Congreso, el nuevo presidente, Martín Vizcarra, decidió disolverlo y convocar elecciones anticipadas. La decisión, que ha sido llevada al Tribunal Constitucional, fue aplaudida por el pueblo y respaldada por el Ejército. Los sondeos auguran una debacle absoluta para Fuerza Popular.

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