El rey español ha renunciado a su herencia y le retira la asignación oficial de casi 200.000 euros. Una decisión sin precedentes para salvaguardar la monarquía.
El rey Felipe VI renuncia a la herencia de su padre Juan Carlos para desvincularse de los escándalos de corrupción a los que se le asocia.
La casa real española también ha anunciado en un comunicado que al anterior monarca se le retirará la asignación anual estipulara en los presupuestos oficiales, que el año pasado fue de casi 200.000 euros.
Una decisión sin precedentes con la que el jefe de Estado español corta definitivamente toda relación con su padre en un intento de salvaguardar la institución monárquica.
Responde a las investigaciones que se están llevando a cabo en Suiza sobre supuestas cuentas en paraísos fiscales del rey emérito. En especial respecto a una fundación llamada Lucum de la que Felipe es beneficiario, creada en 2008 por Juan Carlos supuestamente para ocultar 88 millones de euros recibidos del rey Abdullah de Arabia Saudí.
Un terremoto eclipsado por el coronavirus
En abril del año pasado, Felipe VI declaró ante notario que nunca fue informado de esa designación y que la dejaba sin efecto. Este gesto recuerda a su retirada del título de duquesa de Palma a su hermana Cristina tras los escándalos de corrupción protagonizados por su cuñado Iñaki Urdangarín.
Un auténtico terremoto institucional eclipsado por el estado de alarma, confusión y desasosiego que vive el país por la pandemia de coronavirus.