Para no no tener que renunciar a una de sus pasiones, como es el cine, han recurrido al ingenio y han recuperado costumbres de antaño. En Seúl, han apostado por volver a disfrutar de la gran pantalla pero, al aire libre, y dentro de sus vehículos.
PUBLICIDADLa vida sigue pese al coronavirus. O, al menos, así lo creen algunos ciudadanos en Corea del Sur. Para no no tener que renunciar a una de sus pasiones, como es el cine, han recurrido al ingenio y han recuperado costumbres de antaño. En Seúl, han apostado por volver a disfrutar de la gran pantalla pero, al aire libre, y dentro de sus vehículos. Es decir, como antiguamente se hacía en muchas localidades, durante el verano. Lo mismo que le ocurre a la industria cinematográfica, con el cierre de las salas, les sucede a los propietarios de bares y restaurantes. Pero, en Alemania, ya hay quien ha encontrado la forma de mitigar los negativos efectos económicos del COVID-19. Dado que no se puede atender al público en los locales, han apostado por la entrega a domicilio. Una iniciativa que agrada a los consumidores y ayuda al sector de la restauración. Se suele decir que en tiempo de adversidades es cuando aflora la solidaridad y el patriotismo del ser humano. Quizá, por ello, Italia es hoy día, más que nunca, un país tricolor. La nación transalpina, la más afectada por el coronavirus, en Europa, es un territorio vestido con los colores de la bandera nacional. Es un país teñido de blanco, de rojo y antes, y sobre todo, de verde 'esperanza'.