Desafío y al mismo tiempo acto de fe en una Europa sin barreras. Alcaldes y concejales de ciudades fronterizas francesas y alemanas reabrieron el sábado el paso de Lembach (Francia), tras ocho semanas cerrado a cal y canto por el coronavirus, para conmemorar el día de Europa.
PUBLICIDADDesafío y al mismo tiempo acto de fe en una Europa sin barreras. Alcaldes y concejales de ciudades fronterizas francesas y alemanas reabrieron el sábado el paso de Lembach (Francia), tras ocho semanas cerrado a cal y canto por el coronavirus, para conmemorar el día de Europa. Los representantes locales cruzaron la frontera a pesar de la prohibición gubernamental.
"En las reuniones que mantuvimos decidimos no queríamos barreras entre nuestros territorios", explicaba Charles Schlosser, Alcalde de Lembach.
No muy lejos de allí, en la ciudad alemana de Stuttgart miles de personas se manifestaron contra las restricciones impuestas para afrontar la pandemia del coronavirus. Como en otras partes del mundo, consideran que se ha ido demasiado lejos en el recorte de los derechos individuales:
"Tenemos que levantarnos para mostrar que no somos gente marginal, ni hombrecillos verdes, ni hippies ni seguidores de Alternativa para Alemania. Somo personas responsables y ciudadanos emancipados del centro de la sociedad", se justificaba un manifestante.
Un discurso que se ha repetido en distintos lugares de Viejo Continente. En Suiza, cientos de personas protestaron contra confinamientos y bloqueos en ciudades como Berna, San Gall o Zúrich. En este país están prohibidas todas las reuniones de más de cinco personas hasta el ocho de junio.
En Polonia, manifestantes de distintos territorios pasearon su descontento por Varsovia. Protestaron contra las restricciones y también exigieron más ayudas para las pequeñas empresas. La policía detuvo a varios manifestantes por violar las reglas sanitarias y de distanciamiento social.