El primer ministro de Israel está acusado de tres casos de corrupción y se convierte en el primer jefe de Gobierno en activo de este país en sentarse en el banquillo.
Domingo más que ajetreado para Benjamin Netanyahu. El ya primer ministro israelí celebraba esta mañana su primera reunión con el gabinete de Gobierno tras el acuerdo alcanzado con Benny Ganz. Tras semanas de negociaciones y tres llamadas a las urnas, Netanyahu finalmente se mantendrá al frente del Gobierno de unidad nacional durante los próximos 18 meses.
Pero su agenda de domingo no termina ahí, ya que en el mismo día arranca el juicio en el que tendrá que hacer frente a tres cargos de corrupción en tres casos diferentes abiertos desde el año 2016. Netanyahu siempre se ha defendido de dichas acusaciones asegurando que era víctima de una "caza de brujas".
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Netanyahu se convierte así en el primer jefe de Gobierno en la historia del país en enfrentarse a cargos de corrupción durante su mandato, y la pena por sus presuntos delitos de soborno, abuso de autoridad y fraude podría ser de hasta 10 años de prisión.
La situación por la actual crisis del coronavirus, que ha retrasado hasta ahora el inicio del juicio, también obliga a mantener la sala con un número muy limitado de asistentes, lo cual no impide que los periodistas vean desde una sala contigua una imagen histórica: el primer ministro sentado en el banquillo.