La junta militar asegura que la política birmana ha actuado contra las normas de la COVID-19.
Se intensifican las protestas en Birmania por los nuevos cargos presentados contra la líder Aung San Suu Kyi. La junta militar, que ha retenido por la fuerza estas últimas semanas a la política birmana, asegura que Suu Kyi ha actuado contra las normas de la COVID-19. Estas nuevas acusaciones podrían suponer una condena de tres años de prisión.
La junta militar ha celebrado su primera conferencia de prensa desde el 1 de febrero, donde ha anunciado que Suu Kyi y el presidente gozan de buena salud. Los militares niegan que su toma del poder se trate de un golpe de Estado.
Zaw Min Tun, general de brigada del ejército birmano: "Tenemos a Aung San Suu Kyi y al presidente en un lugar seguro para ellos. Se encuentran los dos en un buen estado de salud. Los estamos tratando como si no estuviesen arrestados, están en sus casas. Vamos a seguir los trámites legales necesarios, no vamos a ir más allá de lo que nos permita la ley".
En Yangon, la ciudad más grande de Birmania, los monjes budistas se han manifestado por las calles. Su presencia es esencial para restaurar la autoridad moral de las protestas en favor a Suu Kyi, sobre todo en un país tan tradicional que valora profundamente la religión budista.
