Más de cinco millones de personas acompañaron a los campeones por las calles de la capital. El Gobierno decretó día festivo.
PUBLICIDADLocura total en Buenos Aires para recibir a los campeones del mundo. Más de cinco millones de personas, según cálculos, llenaron este martes las calles y carreteras de la capital de Argentina para acompañar a su selección de fútbol en un "recorrido memorable" —que diría Víctor Hugo Morales—, que debía acabar en el famoso Obelisco pero que finalmente tuvo que cancelar esos planes.
Los jugadores acabaron sobrevolando la ciudad en varios helicópteros ante la imposibilidad absoluta de de avanzar a un ritmo decente y de garantizar un mínimo de seguridad. Se sabe que al menos dos aficionados habrían caído de un puente a una altura de cinco metros. Otros aficionados trataron en determinado momento de subir al autobús de los jugadores.
El propio presidente de la AFA, Chiqui Tapia, era el encargado de confirmar la cancelación del recorrido a través de su cuenta de Twitter, acabando así con el desconcierto de miles y miles de aficionados que no terminaban de confirmar si el autobús pasaría o no por donde se les había anunciado en su momento.
En definitiva, un día caótico, único y prácticamente irrepetible en Argentina, declarado festivo por el Gobierno.
La grave crisis económica y social que atraviesa el país sudamericano quedó y quedará durante varios días totalmente de lado, arrollada por una ola de felicidad absoluta que llevaba 36 años esperando romper. Argentina suma ya tres mundiales: el de Mario, el de Diego y el de Leo. Toca celebrar.