En Stepnohirsk, ciudad ucraniana a solo 4 km del frente, valientes rescatadores enfrentan la amenaza constante de bombardeos rusos. Antes recorrían la "autopista de la vida" para evacuar a sus 5.000 habitantes. Y ahora a pesar de los bloqueos persisten en su misión humanitaria.
PUBLICIDADLos rescatadores civiles de Stepnohirsk, una ciudad ucraniana situada a cuatro kilómetros de la línea del frente, viven en una peligrosa encrucijada. Durante meses, se han pasado el día recorriendo la "autopista de la vida", como han bautizado a la ruta utilizada para evacuar a buena parte de sus 5000 habitantes. Pero esa carretera estaba llena de trampas y era blanco frecuente de los bombardeos rusos.
Roman Ponomariov, comandante del cuerpo de bomberos del pueblo de Stepnohirsk, señala: "Fuimos alcanzados no sólo por un tanque, sino también por aviones y morteros. Hemos visto de todo, pero en el momento en que llevas un coche o un autobús con gente, no puedes rendirte. Te das cuenta de que tienes que seguir porque hay otra fila detrás de ti".
Los equipos de rescate dejaron de circular por la "carretera de la vida" cuando los militares rusos bloquearon una de las salidas de la localidad. Sin embargo, su trabajo no se ha reducido. Después de cada bombardeo, acuden dispuestos a apagar incendios y limpiar la zona. También intentan dar cobijo a los que aún viven allí.
Roman Ponomariov presenta cómo es su refugio: "Esto era un depósito de agua. Lo encontramos cuando despejábamos la zona. Y durante la invasión a gran escala, se decidió convertirlo en un refugio antiaéreo. Lo hicimos todo: la bajada, la excavación, la apertura y el tendido".
Los rescatadores están agotados tras año y medio de una guerra cuyo final no se vislumbra ni a corto ni a medio plazo. Dos de sus compañeros perdieron la vida por el camino. Todos asumen que podrían ser los siguientes, pero ninguno da un paso atrás.