Mientras los servicios financieros del Reino Unido han perdido unos 7000 empleos tras el Brexit, otras ciudades europeas sustituyen a Londres en áreas como la banca de inversión.
PUBLICIDADLos distritos financieros de Londres llevan en gran medida la fortuna de la economía británica.
Se preveía un éxodo de puestos de trabajo tras el Brexit, pero las previsiones más pesimistas, de más de 250 000 puestos de trabajo perdidos en los servicios financieros del Reino Unido, no se han cumplido. Las últimas cifras de traslados de personal rondan las 7000 personas.
Sin embargo, según los expertos, las ciudades europeas son ahora más competitivas que Londres en ámbitos como la banca de inversión.
"Londres sigue considerándose un actor financiero mundial, pero no necesariamente el único centro europeo de servicios financieros, y creo que eso es lo que ha cambiado a raíz del Brexit. Ahora la gente piensa que Londres no es el único centro financiero europeo, sino también otros lugares. Podría ser París, Ámsterdam o Dublín", informó David Henig, del Centro Europeo de Economía Política Internacional.
Gracias a los incentivos a la inversión, ciudades europeas como Dublín se están convirtiendo en nuevos centros bancarios.
Las pruebas demuestran que lo que en su día se predijo como un éxodo masivo de banqueros urbanos de Londres se ha traducido en realidad en una recalibración estratégica de los recursos en torno a los centros bancarios europeos para rivalizar con la ciudad de Londres.
Peter Lawlor es el antiguo economista jefe de la Bolsa alemana. Cree que los centros europeos como Fráncfort han ido un paso por delante de Londres, pero que es demasiado pronto para saber cuál será el impacto a largo plazo del Brexit en los servicios financieros.
"No creo que en el Reino Unido se haya pensado bien la estrategia. Fráncfort estaba dispuesta, París estaba muy dispuesta... ya se conocen los incentivos propuestos en varias ciudades europeas. Dicho esto, ¿dónde acabaremos? Sea lo que sea... es demasiado pronto para decirlo", opina Lawlor.
Un cambio en los vientos, una recalibración del poder: la historia del impacto del Brexit en las finanzas en Europa está lejos de terminar.