Los bomberos trabajan a contrarreloj en Islandia intentando enfriar distintas zonas del volcán como plan para evitar una nueva erupción, o al menos, minimizar los daños.
PUBLICIDADIslandia corre a refugiarse ante una nueva erupción volcánica, que los expertos predicen en las próximas dos semanas.
Se han instalado y probado nuevos sistemas de refrigeración de lava, destinados a proteger la central eléctrica de Svartsengi, en el suroeste de Islandia. Desde el pasado mes de noviembre, la zona se ha visto afectada por erupciones y terremotos.
El sistema de enfriamiento de la lava
El sistema de enfriamiento consta de cuatro enormes tuberías de agua, que conducen a los muros defensivos de roca y tierra, previamente erigidos cerca del cráter Sundhnúkur, desde los que fluían los flujos de lava anteriores. Un volumen de agua, equivalente al de una gran piscina, se bombeará a la lava cada hora, en caso de necesidad.
Fisura eruptiva con lava de una erupción volcánica que fluye cerca de la ciudad de Grindavik, Islandia, el miércoles 20 de marzo por la noche.
"Los muros defensivos son la principal protección para Svartsengi y Grindavík. El enfriamiento de la lava entra en juego unos días más tarde, explica Haukur Grönli, director del proyecto de Protección Civil de Islandia - Una vez que la lava se ha elevado por encima de los muros defensivos, el sistema de refrigeración se actualiza. Pero son los muros defensivos y de guía los que constituyen la principal protección".
Pruebas positivas para la planta, pero aún muchas incógnitas
Las pruebas realizadas por los ingenieros fueron positivas hasta el punto que pueden bombear agua para enfriar la lava de manera activa.
Sin embargo, hay ciertas incertidumbres, como comenta Börkir Reykjalín Brynjarsson, ingeniero de la planta de bombeo: "Según todos los cálculos, el sistema parece estar funcionando. Pero hay muchas incertidumbres. Nadie, por ejemplo, puede decirnos de dónde saldrá la lava".