Los ciudadanos de la Unión parecen haber superado lo peor de la crisis energética.
PUBLICIDADLa cuestión del abastecimiento energético, que se vio dramáticamente alterada tras la invasión rusa de Ucrania, deja de ser una de las cinco principales preocupaciones de los ciudadanos europeos, según la edición de primavera del Eurobarómetro.
El estudio, publicado el lunes por la mañana, muestra que la energía cae del tercer al sexto puesto en la lista de "principales preocupaciones a nivel europeo".
Los resultados se recopilaron entre mayo y junio en los 27 Estados miembros del bloque y se compararon después con los de la edición de invierno, que abarcaba enero y febrero.
La inflación y el coste de la vida siguen siendo la principal preocupación para el 27 % de los encuestados, seguidos de cerca por la situación internacional (25 %), un término general que se refiere sobre todo a la guerra de Ucrania. Con todo, ambos temas también han retrocedido en los últimos seis meses.
La inmigración, por su parte, ha saltado a la tercera posición (24 %). Este aumento puede atribuirse a las recientes tragedias acaecidas en el mar Mediterráneo y a los persistentes problemas logísticos a los que se enfrentan muchos gobiernos para acoger a los solicitantes de asilo.
Cambio climático y situación económica
El renovado interés por la migración ha tenido su reflejo en los líderes de la UE, que inyectan un nuevo impulso político para renovar las normas comunes de asilo del bloque. Pero el tema resulta cada vez más explosivo e imprevisible, como demuestra el abrupto colapso de la coalición gobernante neerlandesa.
El cambio climático (22 %) y la situación económica (17 %) completan las cinco principales preocupaciones de los ciudadanos europeos.
La energía, por su parte, experimenta el mayor descenso en todos los ámbitos: baja del 26 % en el Eurobarómetro anterior al 16 % en la última edición. Grecia es el único Estado miembro donde la energía representa la principal preocupación, empatando a un 25 % con la inmigración.
El cambio de percepción se produce tras varios meses consecutivos de descenso de los precios del gas: la negociación en el Mecanismo de Transferencia de Títulos (TTF), el principal centro europeo, cerró el viernes a 33 euros por megavatio-hora, muy lejos de los tres dígitos que acecharon a los consumidores durante la mayor parte de 2022.
La recuperación de la estabilidad en los mercados mundiales ha permitido a los gobiernos reabastecer sus instalaciones subterráneas de almacenamiento sin alimentar una espiral de precios: los niveles de almacenamiento de la UE se sitúan actualmente en casi el 80 %, frente al 60 % del año pasado.
La respuesta de la UE a la crisis energética fue el resultado de una serie de medidas personales, iniciativas políticas y factores externos que contribuyeron a reequilibrar el desajuste entre la oferta y la demanda y a mitigar los comportamientos especulativos.
El nuevo Eurobarómetro muestra un amplio apoyo a algunas de las medidas que ayudaron a capear el temporal: el 85 % de los encuestados cree que la UE debe invertir "masivamente" en sistemas renovables y el 82 % opina que el bloque debe reducir su dependencia de los combustibles fósiles rusos "lo antes posible".
Por otra parte, el 78 % de los encuestados afirma haber tomado medidas para reducir su consumo de energía en el hogar o piensa hacerlo "en un futuro próximo". Los responsables políticos y los analistas han atribuido al ahorro personal el mérito de haber impulsado la estabilización del mercado.